viernes, 29 de marzo de 2019

Palos de la Baraja de los Bandoleros valencianos


TÍTULO DE LA BARAJA: Bandoleros Valencianos
La baraja está dedicada a los bandoleros valencianos que camparon por sus respetos durante el siglo XIX por la zona de Benimassot, que es un pueblo alicantino, encaramado en la sierra de la Almudaina, rodeado de riscos y piedras, el lugar favorito de los bandoleros para esconderse y dar sus golpes.
El bandolerismo fue un fenómeno global desde muy antiguo. Surgió en zonas donde la miseria y, en muchos casos, también la injusticia se cebaban con algunas personas, colocándolas en situaciones límite. Este estado de  penuria les llevó a la formación de grupos y bandas organizados con fines delictivos, lejos de las ciudades, en campos y caminos.
El bandolerismo, que apareció en España durante el siglo XVIII, tuvo su apogeo en el siglo XIX. En muchos casos las bandas las formaron antiguos combatientes de la guerra de la independencia contra Napoleón, que tras finalizar la guerra no encontraron lugar en la sociedad. Su formación militar y el uso de las armas les facilitaron el paso a la delincuencia. Fueron bandoleros famosos Luis Candelas, con unas cuevas turísticas en Madrid, el Tragabuches, el Tempranillo o el Pernales.
Los bandoleros eran asaltantes de caminos, que robaban y asesinaban a los viajantes que atravesaban zonas despobladas. Durante el siglo XVIII, Carlos III tuvo que repoblar con alemanes y holandeses Sierra Morena, un lugar perfecto para las incursiones de bandoleros, fundando varios pueblos, La Carlota, La Carolina, La Luisiana, Guarromán o Santa Elena. En ocasiones se ha querido ver a los bandoleros con un cierto romanticismo, como un Robín Hood a la española, pero no dejaban de ser delincuentes peligrosos. No dudo que la injusticia social pudo llevar a algunas de esas personas al bandolerismo, pero de ningún modo se pueden justificar sus actos.
Los palos de esta baraja de bandoleros valencianos son monedas de Amadeo de Saboya, botas de vino, navajas de bandolero y trabucos.
Amadeo de Saboya reinó brevemente en España, entre 1871 y 1873, como Amadeo I. Tras la revolución de 1868, que llevó a salir de España a Isabel II, se formaron Cortes Constituyentes para promulgar una constitución en 1869; era una constitución que fijaba la forma del Estado como de monarquía constitucional. Tras la expulsión de Isabel II, el problema era elegir a un nuevo rey. El Parlamento, no sin muchas polémicas, eligió a Amadeo de Saboya, hijo del rey de Italia, con vínculos familiares con la monarquía española, progresista y masón. Parecía una buena elección, pero tras un breve y convulso periodo, fue forzado a renunciar al trono y abandonar el país, tras lo que se proclamó la Primera Republica en España. El primer palo son monedas con su efigie, los amadeos.
El segundo palo son las tradicionales botas de vino, que son recipientes de piel con forma de gota, de la que se bebe el vino apretándolas con fuerza y dejando que salga un fino chorro por la punta. No parece la mejor forma de disfrutar del vino, pero no cabe duda de que es un recipiente muy adecuado para trasportarlo en los viajes o en los desplazamientos y estancias por la montaña, como era el caso de los bandoleros.
El tercer palo son navajas de bandoleros. Estas navajas tienen en común con otras navajas, como las barberas o las multiusos, que se pliegan cerrándose dentro de unas cachas rígidas protectoras, por lo que se pueden llevar en el bolsillo o en el cinturón. La diferencia de estas navajas con el resto es que tenían un fenomenal tamaño que las aproximaba más a una pequeña espada que a otra cosa.
Finamente el cuarto palo, los trabucos, que son armas de fuego cortas, como escopetas de cañón recortado, propicias para los asaltos, de un calibre muy grueso y con el cañón acabado en una característica forma de campana. Nadie imaginaría a un auténtico bandolero sin un buen trabuco.
La baraja se basa en dos cuentos escritos por Francisco Pascual Soler, profesor de primaria en el colegio San Roque, e ilustrados por César Villaplana Peña, El Tresor de Benimassot y La plata de Gaianes. Los personajes de bandoleros que aparecen dibujados en las dos publicaciones son los reflejados como las figuras de la baraja en sus cuatro palos. Las ilustraciones de amadeos y trabucos son del El Tresor de Benimassot  y las de botas y navajas de La plata de Gaianes.
En El Tresor de Benimassot, se cuenta  como una cuadrilla de treinta y cuatro roders, nombre que se les daba en Valencia a los bandoleros, comandada por Josep de la Tona (el rey de amadeos) deciden asaltar a los asistentes a la misa de las seis de la mañana, del último domingo del mes de febrero de 1874. Normalmente no bajaban  a los pueblos, sino que se limitaban a asaltar a los viajantes, pero esta vez fue un golpe más osado saqueando a todos los habitantes del pueblo de Benimassot.
Por su parte, en La plata de Gaianes se cuenta como fue perpetrado el robo al Banco de España de Valencia en 1871 por parte de unos hermanos del pueblo de Gaianes, los Seguí. En base a esta historia, Pascual da forma a un cuento en el que unos niños, convertidos en bandoleros, recuperan el dinero que un rey corrupto les ha arrebatado a los labradores de la pequeña población de El Comtat. El robo del Banco de España fue un golpe bien planificado por Josep Ramon, el Zurdet, y Enric Seguí, una operación digna de ladrones contemporáneos en la que intervinieron al menos una decena de personas; se llevó a cabo durante el reinado de Amadeo de Saboya. El tercer hermano Seguí, el más famoso, Camil (la sota de botas), estaba por entonces encarcelado en Cartagena. Para dar el golpe organizaron un complejo plan que incluyó el alquiler de una casa en las proximidades del banco, en la entonces llamada Plaza de las Barcas. Desde la casa excavaron un túnel que les llevaría hasta situarse justo debajo del Banco de España, que entonces se encontraba en la plaza de la Congregación, hoy de San Vicente Ferrer. Desde allí excavaron otro túnel vertical para hacer un butrón por el que accederían a la cámara acorazada. El problema fue que cuando llegaron les esperaba la Guardia Civil escondida dentro del banco. Con el paso del tiempo, los Seguí pasaros de ser unos bandoleros algo románticos, del robo a los ricos para dar a los pobres, a convertirse en asesinos violentos, sicarios a sueldo capaces de cometer cualquier tipo de crimen. Finalmente, Camil Seguí fue asesinado el 9 de febrero de 1873, la víspera de la abdicación de Amadeo de Saboya. Lo mataron en Rafelguaraf, donde se había ocultado tras su última evasión de la cárcel.
En la época en la que los bandoleros valencianos cometían sus crímenes, en EE.UU., en el salvaje oeste, cometía los suyos Billy el Niño y Jesse James, con los que tuvieron notables paralelismos.
Otros  bandoleros valencianos de la época fueron Micalet Mas (el rey de navajas de bandolero), el Tio Joan de la Marina (la sota de navajas de bandolero), Pinet (la sota de amadeos), Mixana de Castell (el caballo de navajas), El Rajoler de Ador (el caballo de botas), Jaime el Barbudo de Crevillente (el rey de trabucos); Camot de Játiva (el caballo de amadeos), el Gato de Carlet (el caballo de tabucos), el Manco de Calderón (el rey de botas) o el Macareno (la sota de trabucos). Como los forajidos del oeste de Estados Unidos o los gánsteres de Chicago, los bandoleros valencianos se intentaban eliminar los unos a los otros para controlar más territorio. El primero de los asaltantes al Banco de España en morir fue Baiona, en junio de 1871, apenas dos meses después del robo, a manos del temible Micalet Mas, al que intentó matar de un escopetazo en la puerta de la iglesia de Llosa de Ranes, como en el Padrino III, a la salida de una boda. Pero falló y Mas le arrebató el arma y lo mató a culatazos. Por su parte, Micalet Mas fue asesinado en 1875 por otros dos presidarios mientras cumplía condena en la cárcel de San Miguel de los Reyes.
En estos libros los niños se sienten protagonistas emulando las andanzas de los bandoleros, con los que se sienten identificados al ser valientes, aventureros y atrevidos, es decir, mostrando el aspecto más atractivo de los personajes pero ocultando el más siniestro, como en Piratas del Caribe. Yo no estoy seguro de que sean el ejemplo a seguir, aunque se haga con la intención de enseñar historia.
La baraja tiene formato español, como no podía ser de otro modo, con tres figuras, sota, caballo y rey, y números del 1 al 7. La orla de los naipes está hecho con palos atados en las esquinas, con cero, uno, dos o tres cortes, según el palo. En las figuras no parece que haya una diferencia entre ellas que dé más importancia al rey que a la sota. Únicamente se diferencian las figuras de los 11 ya que van a caballo.



PALOS: Amadeos, botas de vino, navajas de bandolero y trabucos
AUTOR: César Villaplana Peña
FECHA DE ADQUISICIÓN: 2018
LUGAR DE ADQUISICIÓN: Internet 
EDICIÓN: Sin referencia

miércoles, 13 de marzo de 2019

Palos de la Baraja de los Carnavales de Cádiz 1970-80


TÍTULO DE LA BARAJA: Carnaval de Cádiz 1960-1970

Los palos de esta baraja no dejan lugar a dudas porque aparecen con su nombre en el As. Reconozco que antes de darme cuenta de este hecho pensé en consultar a varias personas que conozco con cierta relación con los Carnavales de Cádiz, pero luego me di cuenta de que era innecesario. Los palos son “El disfraz”, “El antifaz”, “La serpentina” y “El pito o Kazoo”, según su propia denominación.

El Carnaval de Cádiz es uno de los dos más famosos que hay en España, ambos lejos del de Río de Janeiro o el de Venecia, como es lógico. El otro es el canario de Santa Cruz de Tenerife.

Yo no soy muy aficionado a los carnavales por lo que tuve que informarme sobre ellos. Sabía, eso sí, que el más antiguo con el aspecto actual es el de Venecia, del siglo XIII. También sabía que su origen tiene que ver con los momentos de diversión desenfrenada previos a los de reflexión, ayuno, abstinencia y penitencia de la Cuaresma. Es decir, cuarenta días antes de la Semana Santa cristiana la gente se podía desmadrar ocultándose tras una máscara para que sus vecinos no le pudieran recriminar luego nada.

El origen del término carnaval está poco claro. Se le suponen orígenes variados: del latín carnem-levare, que quiere decir “abandonar la carne”, o de carne-vale, “adiós a la carne”, de Carne la diosa celta del tocino y de las habas, o de Karna, personaje del Mahabhárata vinculado al deseo sexual; muchas opciones pero todas con un nexo común, el desenfreno. Como decía, se celebra los días previos a la Cuaresma. Como la fecha de la Semana Santa es variable, ya que depende del calendario lunar y debe coincidir con la cuarta luna llena después de Navidad, el Carnaval tampoco empieza en un día concreto, fluctúa entre febrero y marzo.

El origen de esta fiesta está en las fiestas paganas de las bacanales, dedicadas al dios Baco, o las saturnales, dedicadas a Saturno o las lupercales, dedicadas a Pan. Todas ellas se adaptaron a los ritos cristianos para que la nueva religión se aceptara con más facilidad. Su intención es autorizar durante un periodo corto de tiempo la satisfacción de todos los deseos que luego en la Cuaresma deberán refrenarse. Escribiendo esto me recordaba a unas películas recientes, La Purga y su precuela, donde, durante una noche se permiten todo tipo de crímenes, para “tranquilizar” a la gente durante el resto del año; una barbaridad como otra cualquiera.

Las primeras referencias al Carnaval de Cádiz son del siglo XVI, un siglo después del comienzo de una potente relación comercial con Italia. Con esa relación llegaron los carnavales y sus elementos característicos, los antifaces, las caretas, las serpentinas y los confetis. Lo más característico de este carnaval son las chirigotas, que es un grupo musical que canta por las calles coplas de carácter burlesco donde no se salva nadie.

Volviendo a la baraja, la estructura es la de los naipes españoles, con números del 1 al 7 y tres figuras del 10 al 12. Los cortes en los bordes de la orla del naipe también sirven para determinar el orden de los palos. Para ser aún más ortodoxo no hay comodines.

El primer palo de esta baraja es, según su propia denominación, disfraces, para que no te puedan reconocer. Aquí aparecen representados en forma de toga romana.

El segundo palo es el de antifaces, para disimular aún más nuestra identidad.

El tercero y el cuarto ya hacen referencia herramientas de divertimento.  El tercero son serpentinas y el cuarto pitos. Las serpentinas son largas tiras de papel enrolladas sobre si mismas que se desenrollan al lanzarlas, yo lo hago soplando, sujetando un extremo; son amigan inseparables del confeti. El pito, concretamente el kazoo, es el cuarto palo. El kazoo es un tipo de pito mirlitón inventado en el siglo XIX por el estadounidense Vest Alabama. Es un instrumento musical metálico de la familia de los membráfonos  formado por un tubo que tiene en un extremo algo parecido a una membrana, de papel, plástico o metal, que altera la voz de la persona que intenta hablar a través del tubo.

En los naipes aparecen frases relativas a los Carnavales. En el 2 de antifaces dice: “Aunque me duela mi Caí ésta es la pura verdad que sólo con las coplillas ningún problemilla se puede arreglar”. En el 2 de serpentinas dice: ¡Ay, Tacita de mis entrañas, otra vez me has embrujado con tus coplas carnavalescas! En el 2 de pitos: “¡Qué bonito está mi Caí cuando el Carnaval asoma a la Bahía!”. Lógicamente Caí hace referencia a Cádiz pronunciado con acento gaditano, la Tacita es por la denominación cariñosa de la ciudad, “la tacita de plata”. La Bahía es la de Cádiz, claro. El 2 de disfraces, para no ser menos pone “Carnavales de Cádiz 1960-1970”.

Las figuras de todos los palos, sin diferencia de importancia entre el 10, 11 y 12, llevan carteles de ese periodo de 11 años. Son doce por lo que sobra uno. En las figuras del palo de disfraces aparecen los de los años 1960, 61 y 62. En el palo de antifaces aparecen los del 1963, 64 y 65. En el de serpentinas los de los años 1966, 67 y 68. Y en el de pitos los de 1969, 70 y 71, o sea, se pasan en un año y un cartel.

En esta baraja es sumamente importante fijarse en los cortes de la orla ya que las figuras, los carteles de la feria, no llevan ningún distintivo que los identifique con su palo.





PALOS: Disfraces, antifaces, serpentinas y pitos. 
AUTOR: Sin referencia.
FECHA DE ADQUISICIÓN: 2018
LUGAR DE ADQUISICIÓN: Internet 
EDICIÓN: Sin referencia.