miércoles, 31 de mayo de 2017

Palos de la Baraja de Ciudad Real


TÍTULO DE LA BARAJA: Ciudad Real

Se trata de una baraja dedicada a Ciudad Real, en España. Tiene el formato de la baraja española con números del 1 al 7 y figuras del 10 al 12. Los cuatro palos están claramente inspirados en los de la baraja española pero con singularidades que les hacen merecer el apelativo de diferentes.

El primer palo, el que equivaldría a los oros, es un sello real de Alfonso X el Sabio, usado en la Carta Puebla de Villarreal de 1255. Detrás de la imagen del sello que aparece en el As se encuentra la gótico-mudéjar Puerta de Toledo de Ciudad Real, de 1328, todo ello enmarcado en una cenefa de cerámica de Talavera. Esa misma cenefa es la que se usa en el revés de los naipes.

El segundo palo, el correspondiente a las copas es una crátera Ibérica encontrada en el parque arqueológico de Alarcos. En el As, tras la crátera, se encuentra la ermita de Alarcos, también del siglo XIV, con un detalle de su rosetón y una esfinge ibérica, en la parte baja del naipe, procedente del mismo yacimiento. Crátera es un término griego que hace referencia a una vasija grande donde se mezclaba el agua con el vino antes de ser servido en las mesas. En la antigüedad era muy raro servir el vino solo.

El tercer palo son las clásicas espadas, en este caso las representa la espada de Don Quijote, junto con otros elementos quijotescos, como la bacía y el peto, que aparecen en el reloj carillón que está situado en la Plaza Mayor de Ciudad Real. En segundo plano parece Cervantes, según  una obra del escultor García Coronado de 1927.

El cuarto palo  es el cetro de Alfonso X, fundador de Ciudad Real en 1255 ante la imposibilidad de repoblar Alarcos, reconquistada años antes, en 1212. A ambos lados del cetro se encuentran Diego de Mazariegos, fundador de la Ciudad Real de México, y Hernán Pérez del Pulgar, capitán de los Reyes Católicos y natural de Ciudad Real. En la parte superior, el dragón de ocho cabezas que preside el ábside central de la iglesia de Santiago del siglo XIII.

Las figuras son las mismas en los cuatro palos con algunas pequeñas diferencias; por ejemplo, el naipe número 10, la sota, representa caballeros de órdenes militares, pero aunque el dibujo sea el mismo, cada uno representa una orden. Se distingue por la cruz que lleva en el pecho. El primer palo lleva la cruz de Calatrava, el segundo palo la de Alcántara, el tercero la de Santiago y el cuarto la de Montesa. Tras la figura de la Sota, en la parte posterior aparece la catedral de Ciudad Real, todo enmarcado una cenefa inspirada en los bordados del manto de Nuestra Señora del Prado, patrona de la ciudad. Por su parte, el caballo es una estatua ecuestre de Juan II, quien otorgó a Villa Real en 1420 el título de ciudad pasando de Villa Real a Ciudad Real; fue realizado por el escultor Sergio Blanco en el año 2007. Detrás  se encuentra la puerta del torreón del Alcázar Real, lo único que se conserva de la edificación. Y finalmente el rey es una escultura de Alfonso X el Sabio realizada por García Donaire en 1976. De fondo se observa el antiguo ayuntamiento del arquitecto Vara y Soria de 1865. También están enmarcados, en este caso en una cenefa extraída de las Cantigas de Alfonso X el Sabio.

A pesar de esa evidente relación con la estructura de la baraja española, no hay cortes en las cenefas y hay que abrir la mano completamente para distinguir el palo.



PALOS: Sellos reales de Alfonso X el Sabio, cráteras ibéricas, espadas de Don Quijote y cetros
AUTORA: Natalia Zhylitska
FECHA DE ADQUISICIÓN: 2016
LUGAR DE ADQUISICIÓN: Ciudad Real
EDICIÓN: Heraclio Fournier para Turismo de Ciudad Real

domingo, 21 de mayo de 2017

Palos de la Baraja del Averno


TÍTULO DE LA BARAJA: Del Averno

El autor denomina a este mazo de cartas “la baraja del Averno”, pero también pone en la caja la palabra Demonaipes. Leyendo ambos términos no cabe duda cuál es la temática de los naipes.

La temática está explicitada no sólo en las figuras sino también en los palos. Los cuatro palos son referencias más o menos demoniacas, del submundo infernal, pero con referencias implícitas a los de la baraja española.

El primer palo es el de calaveras. El diseño es muy gracioso porque es una calavera que no tiene mandíbula inferior pero sí unos ojos que le dan cara de angustia, como diciendo “la que me espera”. Son doradas, por lo que simbolizan a los oros, lo que queda totalmente confirmado al no tener ningún corte en la parte superior de la orla del naipe, representación del primer palo de la baraja española.

El segundo son los calderos donde se deben cocer las almas de los condenados. En el As se ven pequeños demonios encaramados al borde para controlar la cocción. Para mí que se tratan de las calderas de Pedro Botero, una denominación que oía de niño como referencia al infierno, y que ahora he recordado. Lógicamente se inspiran en las copas y tiene un corte en la parte superior de la orla.

El tercer palo es una espada pero que simula un tridente demoníaco. La verdad es que no parece que se pueda sujetar como espada pero tampoco como tridente debido a los filos que muestran todas las caras del arma. Tiene dos cortes en la orla.

Y el cuarto son antorchas seguramente para iluminar el Averno; es un basto ardiendo, por tanto. Llevan tres cortes en la orla.

En los cuatro palos las sotas, con el número 10, son auténticas diablesas, el caballo es un demonio encaramado a un dragón y el rey es un amenazante demonio. En los tres casos las figuras portan el símbolo del palo; ahí se puede ver como el tercer palo son realmente son tridentes.

La numeración es también la de la baraja española, del As al 7 y luego 10, 11 y 12 para las figuras.

La baraja es una edición limitada y firmada de 100 ejemplares, pero numeradas del 601 al 700 para que una de ellas sea la 666, el número de la Bestia. A mí me tocó la 649. En el anverso del naipe aparece el número 666 en cuatro ocasiones. 
 

PALOS: Calaveras, calderas de Pedro Botero, tridentes y antorchas
AUTOR: Carlos García Valverde
FECHA DE ADQUISICIÓN: 2017
LUGAR DE ADQUISICIÓN: Internet
EDICIÓN: Carlos García Valverde, impresión Make Playing Cards